El Parque Nacional Cuyamel-Omoa (Panaco), al norte de Honduras y que el Instituto de Conservación Forestal (ICF) propuso como área protegida hace 11 años, está destruido. Su expediente se quemó en un incendio que ocurrió en las oficinas del ICF. La zona que debía ser la de mayor conservación ahora está inundada en su gran mayoría de cultivos de palma africana y en menor medida de pasto king grass. Una modificación en las colindancias del parque terminó beneficiando a empresarios que aducen ser productores de energía limpia a costa de la desaparición de un sitio que pudo ser una importantísima reserva de agua para el país.
Texto: Areli Palomo Contreras
Fotografías: Fernando Destephen/ Contracorriente
Investigación: Arelí Palomo Contreras y Roberto Chávez
Edición: Valentina Rabasa Jofre y Jennifer Ávila / Contracorriente
Esta investigación fue realizada por miembros y colaboradores del Colectivo Linea 84, Periodismo Etnográfico y Acción Comunitaria en alianza en Honduras con ContraCorriente y apoyado en México por Avispa Midia.
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte del Fondo Howard G Buffet para Mujeres Periodistas
Esta investigación también fue realizada con el apoyo de la Casa colectiva para migrantes Casa Colectiva/ Casa de Luz
* Agradecemos principalmente al colaborador de investigación del Colectivo, Roberto Chávez, sin quien este trabajo, simplemente, no hubiera sido posible. Gracias por compartir tu valioso tiempo para esta investigación, estamos en deuda contigo. Para la Casa Colectiva para migrantes/ Casa de Luz, su apoyo de principio a fin ha sido fundamental, no hay forma de agradecer con palabras. El Colectivo agradece la paciencia, la ayuda, la hospitalidad y la bondad de todos los miembros de ContraCorriente para la publicación periodística de este largo relato de investigación, son un sendero en este camino por la justicia. Para los compañeros de Avispa Midia, su trabajo es un gran referente de lucha en este sistema cada vez más sombrío, gracias por todo su apoyo siempre constante, siempre presente.
Advertencia: Lo que yo veo aquí, solo es lo que queda. Todo se deteriora sin tregua.
Llegué a la frontera de la costa caribeña de Honduras y Guatemala siguiendo el rastro de las personas migrantes que huyen de las consecuencias que ha traído el cambio climático en los mares y océanos y que han afectado sus comunidades en la costa…pero me alejé demasiado de la zona costera fronteriza. Me adentré en las tierras del antiguo Parque Nacional Cuyamel-Omoa (PANACO) que el Instituto de Conservación Forestal (ICF) propuso como área protegida mediante acuerdo ministerial 008-2011 en el año 2011.
Todo alrededor es de un verde intenso, fuerte. Este color palpita; llena los ojos de un sonido que vibra, pero no se escucha. Hay árboles por todos lados, la vegetación vibra donde sea: en las montañas con nubes que se funden con los árboles y en los valles de la parte plana donde se extiende ese verdor. Más allá de ese intenso color, no tan lejos, se ve el azul del mar, y se escucha, suave, pero cimbrante.
Aquí donde estoy, hay esos grandes árboles que crecen en el agua salada y pantanosa con sus raíces afuera como las manos de una gran criatura de dedos largos que atraviesan el agua y se entierran en el suelo lodoso. A veces pienso que esas criaturas están dormidas y que solo hay que esperar para que despierten y se levanten. Las criaturas se llaman mangle y viven en ese tipo de vegetación lúgubre, húmeda y calurosa llamado bosque inundado o humedal. Me encuentro en los humedales del antiguo PANACO.
El paisaje cambió de repente. Las plantaciones de palma africana habían reemplazado a los humedales. Las plantaciones de palma africana no deberían estar allí. Un poco más lejos, en zonas todavía pantanosas, hay áreas enormes llenas de unos pastos grandes que tampoco forman parte del ecosistema de este lugar. Este pasto es el King Grass y se utiliza como biomasa para generar energía “limpia y renovable”. Estos dos tipos de plantaciones no encajan aquí.
Los humedales del PANACO pertenecen al segundo sistema de arrecifes coralinos de barrera más importante del mundo: el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).
El sistema de arrecifes en el mar, los humedales y sus árboles con raíces adaptadas a vivir en el agua salada, las zonas pantanosas, la costa, y estos valles verdes y esas montañas con nubes, todos estos –todos– estos majestuosos lugares, están conectados, cualquier modificación en el uso de suelo del lugar, puede tener terribles consecuencias en el equilibrio ecológico de los humedales y su vital relación con nuestra existencia. “Los humedales almacenan grandes cantidades de carbono y cuando estos humedales se destruyen o degradan se liberan grandes cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera.” dice un estudio viejo y olvidado de hace más de 20 años de la Convención Ramsar sobre humedales. Así que su destrucción implica acelerar el cambio climático y sus todos sus efectos.
El prospecto de parque y sus humedales formaban una propuesta de área protegida, que finalmente no se protegió, y que ahora se muere por los intereses económicos de los monocultivos de palma africana y king grass, bajo la mirada y la complicidad de las autoridades ambientales hondureñas.
Humedales: nuestras vidas dependen de ellos
Humedales hay en todas partes del mundo, se les conoce con otros nombres y sus características varían, todos son igual de importantes y su extensión trasciende las fronteras. Los humedales forman un sistema ecológico inmenso, vasto del cual dependemos para comer, respirar y tener agua potable.
Un humedal puede ser un vasto ecosistema de transición entre la tierra y el mar pero también incluye otros cuerpos de agua como ríos, lagos y lagunas (temporales y permanentes). Dependemos de ellos porque generan alimento, agua potable y oxígeno. La característica más importante de un humedal es que toda el agua y nutrientes que concentran crea un gran depósito de alimento para microorganismos, peces, plantas, animales y humanos. Mediante un proceso de filtración, el agua estancada en los humedales se limpia en su paso hacia el subsuelo y abastece de agua limpia los mantos acuíferos o aguas subterráneas de las que extraemos el agua que necesitamos para existir. Los humedales del antiguo PanacoPANACO forman barreras naturales contra los efectos de huracanes y equilibran la entrada de agua salada a la tierra cuando las mareas se agitan y embravecen.
Los humedales del antiguo PANACO, localizados en el municipio de Omoa, así como otros bosques inundados de países vecinos, conectan con los arrecifes del SAM. Éste último va desde Cabo Catoche en México hasta las Islas de la Bahía-Cayos Cochinos aquí en Honduras.
En Omoa hay dos ríos caudalosos que bajan de las montañas bañando con sus brazos a las planicies en su recorrido hacia la costa, creando y formando con su agua el sistema de humedales. Uno de estos ríos es el Cuyamel y baja de la Sierra de Omoa; el otro es el río Motagua, la frontera natural de Honduras y Guatemala, –con un gran problema de contaminación por basura de toda clase y que suma al deterioro de los humedales– y desemboca en el mar de Omoa. El bosque de criaturas de las que les hablo, los mangles, viven dentro de este lugar; en los humedales o bosque inundado de Cuyamel. Los humedales de Cuyamel también están formados por el agua salada que entra del mar y forma, junto con el agua dulce de los ríos, esteros o estuarios en donde viven y se reproducen personajes tan famosos como el camarón. Los peces, por ejemplo, van a los humedales a reproducirse y crecer en sus aguas estancadas, para luego ir al mar y viajar a los arrecifes.
Este ciclo de vida permite el desarrollo de la pesca en las localidades costeras, además de la agricultura. Omoa es un lugar remoto, la vida cotidiana de sus 77 comunidades todavía se funde con la exuberante vegetación. Tiene 42 comunidades costeras que dependen mayoritariamente de la pesca y también de la agricultura y el turismo. Su existencia ha dependido y depende de la dinámica de los humedales. La gente de las comunidades en las costas y planicies, sobreviven de la pesca, no solo del mar, sino de todos los cuerpos de agua que se forman en los humedales, dependen de sus tierras fértiles y del agua que les provee. La agonía de los humedales de Cuyamel también es la agonía de las comunidades que son parte de ellos.
La gran Barrera: El Sistema Arrecifal Mesoamericano
A nivel internacional, el Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo arrecife de barrera más largo del mundo, después de La Gran Barrera de Coral en Australia, es un gran espacio transfronterizo marítimo y terrestre. El SAM recorre 4 países; México, Belice, Guatemala y Honduras y está interconectado con el Corredor Biológico Mesoamericano (CBM). El CBM es un sistema de áreas protegidas pertenecientes a los distintos países que lo conforman (El Corredor está formado por 9 países). Bueno, pues el antiguo PANACO y sus humedales, que eran un área protegida propuesta, formaban parte de estas dos áreas geográficas de importancia transnacional y primordial en cuanto al equilibrio ecológico de la vida en la región, tanto en la tierra como en el mar. En el siguiente mapa se aprecia dónde se ubicaba el PANACO dentro del SAM.
Los humedales del antiguo PANACO, y lo que queda de ellos, todavía están conectados y son parte de la dinámica de la naturaleza que mantiene la posibilidad de la existencia humana en todos estos países. El antiguo parque y sus humedales, dado su nivel de importancia, fueron declarados sitio de importancia internacional No. 2133 por la Convención sobre los Humedales o Convención RAMSAR en el año 2013.
El siguiente mapa muestra las 30, 031 hectáreas de mar y tierra que correspondían al antiguo PANACO y que son las mismas dimensiones del sitio RAMSAR 2133.
Este acuerdo intergubernamental define los humedales de una manera amplia en la que –además de contar como humedal todas estas extensiones de tierra cubiertas, la mayor parte del tiempo, por aguas poco profundas– integra las zonas que nutren, dependen y están indiscutiblemente conectadas con los humedales como los pantanos, las ciénagas, las lagunas, ríos, zonas costeras, pastos marinos, zonas de arrecifes y “extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros“. Es en esta definición encontramos, a nivel regional, la conexión de los humedales con el SAM, es decir, los humedales y los arrecifes y toda la vida que estos albergan son interdependientes; uno es parte del otro y si uno se deteriora, el otro también.
Los Estados que firman la Convención Ramsar se comprometen a evitar que los humedales dentro de sus territorios se degraden y desaparezcan. Entonces, este acuerdo compromete a los países que lo firman a proteger los humedales en sus territorios y proporciona directrices y guías para conservarlos y protegerlos.
Y ¿De qué o de quién se intenta proteger los humedales? Pues, de nosotros mismos. Específicamente, del actual orden político-económico global que ha subordinado a la sociedad hondureña a la especialización productiva de menor valor en las cadenas globales de producción y a la explotación desmedida y sin reglas de su mano de obra y de sus recursos naturales para abastecer la demanda de bienes al Norte Global. Bueno, pues esto fue lo que le sucedió a los humedales del Panaco.
LA VIDA CORTA DEL PANACO
Aquí el calor es soberbio, llego a Cuyamel en Omoa, vengo a hablar con un hombre bajito, de cabello negro y corto. Habla con amabilidad, yo lo recuerdo, pero él no a mi. Me dice que muchos pasan por aquí preguntando por las comunidades que se hunden en el mar caribe debido al avance del mar que ocasiona el cambio climático; los desechos que acarrea el río Motagua y que contaminan la vida marina y terrestre, etc., y bueno, que todo esto sucede en la zona del antiguo parque propuesto.
Gustavo Cabrera es originario de Omoa e hijo de agricultores, dice que creció con la convicción de querer a su pueblo y a su bosque. Él es biólogo y miembro fundador de la organización no gubernamental Cuerpos de Conservación de Omoa (CCO). Me relata que fue él y otros tres biólogos –más algunos voluntarios– quienes crearon CCO por ahí del 2001 con la idea de establecer un área protegida en el municipio: el Panaco.
Pero realmente crear un área protegida requiere de muchas cosas, es un trámite largo y tedioso. Para lograr esto, en Honduras, se necesita una serie de estudios que muestren la importancia ecológica del lugar. Se debe de realizar un diagnóstico biofísico del área -especies de flora y fauna, tipos de suelo, ecosistemas presentes, etc.- junto con un estudio socioeconómico; se debe socializar la propuesta con las comunidades que estén cerca y/o que queden dentro del área que se desea proteger; se necesita elaborar un plan de manejo que es la guía legal de las actividades que se pueden y no se pueden realizar en el lugar, además de que todo esto debe de estar integrado en un expediente y se necesita contar con el respaldo del ICF para que esta autoridad proponga oficialmente el área protegida y entregue el expediente de la propuesta de declaratoria al Congreso Nacional. En el artículo 326 del Reglamento General de la Ley Forestal Áreas Protegidas y Vida Silvestre el ICF es la autoridad encargada de proponer áreas protegidas. El Congreso es la autoridad que debe emitir formalmente la declaratoria del área protegida para que se le considere como tal bajo las leyes. Sin embargo, esto no significa que el área esté desprovista de la protección de la ley forestal, de las instituciones o fuera de otros marcos legales como convenios internacionales.
Bueno, pues Cabrera cuenta que fueron muchos los esfuerzos por crear el PANACO; a su favor tenían que los ecosistemas del lugar son parte del SAM, y entonces en el 2006, CCO, como parte de la Alianza Trinacional del Golfo de Honduras, Alianza TRIGOH, buscaron establecer un corredor biológico binacional que enlazara el área protegida de Punta Manabique en Guatemala con el área protegida que ellos querían proponer en Omoa. En el mismo año se ratificó La Iniciativa de los Sistemas de Arrecifes del Caribe Mesoamericano, de 1997, que comprometía a los países “custodios” (Belice, Guatemala, México y Honduras) del SAM a realizar esfuerzos institucionales y financieros para cuidar el arrecife.
Entonces, en cuanto al contexto regional, digamos que todas las cartas estaban sobre la mesa para crear el área, el plato estaba servido. Aún así, no se pudo. No hubo voluntad para crear el PANACO. Las autoridades no tenían interés, dice Cabrera.
Los esfuerzos de CCO continuaron los años siguientes hasta que, dentro del mismo marco de la iniciativa del SAM, apareció en el escenario la Comisión Europea con el proyecto Gestión Sostenible de Recursos Naturales y Cuencas del Corredor Biológico Mesoamericano en el Atlántico Hondureño Procorredor. Cuenta Cabrera, que en este revuelo de fondos para el SAM, CCO logró clavar la propuesta del parque dentro de ese proyecto y finalmente adquirieron fondos para realizar el diagnóstico biofísico del PANACO en el año 2010. Y es en este impulso que se logró integrar toda la información necesaria para que el ICF, finalmente, hiciera la propuesta de declaratoria oficial ante el Congreso Nacional del Parque Nacional Cuyamel-Omoa.
El 28 de junio del año 2011 se publicó en la gaceta oficial que el Estado Hondureño, a través del ICF, había dado a conocer su decisión de declarar al parque como área protegida mediante el acuerdo ministerial 008-2011. En esta resolución, se delimitaba y protegía legalmente 30,031 hectáreas de área marina y terrestre. Este acuerdo sentó la base para declarar toda el área del PANACO como sitio RAMSAR No. 2133 de importancia internacional en 2013. Ahora bien, en la propuesta del ICF se establece claramente dos zonas especiales. La zona núcleo, “en la que deberán mantenerse en el mejor estado posible los recursos contenidos en ella” y la zona de amortiguamiento “cuya función es la de mantener el equilibrio ecosistémico y regular o disminuir los impactos y acciones adversas contra los objetos de conservación”. Según la propuesta oficial, la zona núcleo tendría un área de 5 663 hectáreas, donde están comprendidos los humedales de Cuyamel y el bosque de mangle —las criaturas. La zona de amortiguamiento tendría un total de 24 368 Ha y comprendía 16 223 hectáreas terrestres y 8 145 hectáreas marinas. CCO pretendió ser la organización co-manejadora del Parque Nacional.
El siguiente mapa muestra el PANACO.
Esto era un triunfo. En el mismo ímpetu de protección ambiental, con los mismos fondos europeos del proyecto PROCORREDOR, el Plan de Manejo para el periodo 2012-2024 del parque, quedó listo en en julio del 2012. Y es en este plan donde queda escrito que la zona núcleo está destinada a la absoluta conservación, es decir, ahí no se puede hacer nada, ninguna actividad que afecte los humedales, NADA. La zona de amortiguamiento tendría como función actuar como barrera para proteger la zona núcleo, pero sí se permitirían diferentes actividades. Solo faltaba que el Congreso hiciera la declaratoria oficial.
El expediente del PANACO se envió al Secretario General del Congreso Nacional de ese momento, Rigoberto Chang Castillo, del Partido Nacional, mediante el oficio DE-ICF-562-2011 y a Augusto Cruz Asencio, de la comisión de ambiente mediante el oficio DE-ICF-563-2011. El 4 de septiembre de 2011, el ministro del ICF, Carlos René Romero, le mandó a Chang -oficio DE-ICF-476-2012- correcciones simples a la propuesta de declaratoria y, ya para el 24 de septiembre de 2011, Chang había presentado el proyecto de ley del PANACO ante el Congreso, esperando a que el presidente de la cámara legislativa de ese momento Juan Orlando Hernandez —que hoy enfrenta un juicio en Estados Unidos por cargos de narcotráfico— la aprobara y firmara.
Pero el expediente desapareció.
Según las solicitudes de acceso a la información, esas son las últimas comunicaciones que se tienen de la propuesta del PANACO en los archivos del Congreso Nacional.
Igualmente se solicitó copia del expediente al ICF y su respuesta fue: “Este Departamento no cuenta con dicha información, dado que el expediente que se custodiaba por el DAP [Departamento de Áreas Protegidas del ICF], se quemó durante el incendio ocurrido en las instalaciones de ICF el 26 de abril de 2013, lo cual fue comunicado al público mediante Acuerdo 01A-ICF-2013 y publicado en La Gaceta No. 33,122 de fecha 13 de mayo de 2013. Por otro lado, el expediente presentado al Congreso Nacional de la República fue extraviado en dicho Órgano del Estado”.
El PANACO quedó en el limbo legal y nunca fue declarada como tal por el Congreso Nacional. Pese a esto, y debido a su importancia regional e internacional, sus límites y superficie geográfica de 30.031 hectáreas coinciden con las hectáreas declaradas como sitio RAMSAR en 2013.
Pero eso no fue todo.
En el periodo de 2011 a 2014, los humedales de Cuyamel en la zona núcleo, fueron destruidos de una forma insólita. Alrededor de unas 1, 170 hectáreas de humedal se convirtieron en fantasmas.
Los siguientes mapas muestran la cobertura del uso de suelo en el PANACO, antes de que comenzara la destrucción.
La destrucción del los humedales de Cuyamel
Yo llegué aquí en el 2018, cuando gran parte de los humedales de lo que sería el Panaco ya habían muerto. La gente del lugar habla de la antigua propuesta de área protegida y a susurros comentan cómo murió. No todos se atreven a contar los detalles porque, dicen los de Omoa, detrás están los grandes intereses económicos de los monocultivos de palma africana y king grass —también conocido como zacate o pasto elefante—.
Los palmeros secaron todo
El desastre, cuentan los lugareños, empieza con con las plantaciones de palma. La expansión de este monocultivo necesita grandes extensiones de tierra, y la destrucción ambiental que generan no es cosa nueva, mucho menos los conflictos sociales que ha provocado en otras partes Honduras. Pero las historias de los plantíos que destruyeron los humedales de Omoa, son voces ahogadas.
“Ellos [los palmeros] llegaron por ahí del 2012 y se adueñaron de todo… trajeron unos grandes tractores ¡y arrancaban los árboles con todo y raíz! luego hacían ahí mismo un hoyo más profundo, escarbaban y escarbaban y ahí mismo enterraban los árboles, luego ahí sembraban la palma… también escarbaron para hacer canales y desviar el cause del río Cuyamel para sus plantíos… con la arrancadera de árboles ¡los animales salían corriendo! se iban hacia la Laguna de Jaloa como a refugiarse, ahí es el mero centro, el corazón del humedal ¡si viera usted como fue todo eso! ahora esa laguna ya casi está perdida, ya no la va ver usted como antes, no ya no, ya no quedó nada, ya va a ver usted.”
Así dice Ezequiel* —a quien llamaremos así para proteger su identidad— mientras caminamos hacia la laguna de Jaloa ubicada en los humedales de Cuyamel. Yo le pedí que me llevara hasta allá. Quiero ver lo que queda. Hemos caminado mucho y cuando miro a Ezequiel a través de las gotas de sudor, veo el recuerdo triste de lo que me cuenta atrapado en su mirada áspera, de esas que parece que tocan todo lo que ve.
Cabrera corrobora lo que me ha dicho Ezequiel, y asegura que los palmeros alteraron la dinámica del humedal hasta el desastre.
Mire, me dice, el primer problema fue que drenaron el humedal, dejó de ser un ecosistema con su fluido natural de agua porque ese humedal permaneció así por miles de años y ellos [ los palmeros] vinieron a modificar todo. Los palmeros lo secaron todo. Modificaron el ecosistema, entonces ahora el río agarra para donde le da la gana y no solamente eso, ahora todo lo que son lagunas allá abajo… se están azolvando porque todos los sedimentos que antes retenían los humedales ahora van directo para la laguna. Hay varias, hay una que se llama Jaloa esa prácticamente casi desapareció ya. La sedimentaron… es un desastre completo.
Según el plan de manejo que se tenía para Panaco, la laguna de Jaloa y los alrededores eran el corazón del humedal.
Por irónico que parezca, los humedales de Cuyamel empezaron a destruirse al poco tiempo de que el ICF hiciera la propuesta de declaratoria del Panaco. Para el 2012, la Mesa de Organizaciones Comanejadoras de Áreas Protegidas de Honduras (MOCAHP) denunciaba públicamente la deforestación del lugar y la prensa también lo reportó. En el 2013, TRIGOH emitió un comunicado de alerta ante la destrucción de las áreas que harían parte del parque Cuyamel-Omoa, y la Red Manglar urgió también sobre la tala ilegal de los manglares en el sitio Ramsar 2133. Todos exhortaron a las autoridades ambientales a actuar y parar el avance de la palma en el lugar.
Otros con el mismo poder que los palmeros, ayudaron a resquebrajar el equilibrio ecológico de la zona y a sacar de la propuesta de área protegida a gran parte de los humedales. Los zacateros o los del zacate, como les dicen aquí en Omoa, financiaron la re-categorización y re-delimitación del PANACO para hacer una nueva área protegida en la que su finca quedara fuera de ella.
Aquí hay dos autoridades importantes. El ICF y MiAmbiente –la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente– antes conocida como SERNA. A grandes rasgos, el ICF está encargado de velar por los recursos forestales y la biodiversidad en Honduras; digamos, en teoría, sin su autorización no se puede hacer nada, y MiAmbiente, otorga licencias ambientales e impone multas a los proyectos que conllevan la explotación de los recursos naturales hondureños.
Según el expediente 2013-LA-00147 de MiAmbiente, el 10 de junio de 2013 la Sociedad HGPC Agrícola S.A. de C.V. solicitó licencia ambiental para la siembra de king grass o zacate en su finca “La Bendición”, en un área de 873 hectáreas. Cinco meses después, el 4 de noviembre de 2013, según el expediente 2013-LA-00419, la Cooperativa Mixta Palmas del Caribe COMPACAL Ltd., la única dedicada al cultivo de palma en la región, también solicitó licencia ambiental para la siembra de palma africana en un total de 2000 hectáreas. Ambos proyectos están ubicados en lo que era la zona núcleo y de amortiguamiento de la antigua propuesta de área protegida en Omoa y dentro del actual sitio Ramsar 2133.
Mientras los humedales se destruían, los interminables expedientes de solicitud de licencia ambiental, que solo parecen atraer polillas y moho, cuentan la historia de la complicidad de las autoridades en el desastre, y es que los que están detrás de la palma y el zacate, según dice la gente de Omoa, “es gente poderosa”.
LA GENTE PODEROSA
La cooperativa Mixta Palmas del Caribe COMPACAL Ltd. Se constituyó el 18 de agosto de 2012. Tiene veinticinco miembros de los cuales destacan los nombres de Guillermo Noriega Suárez y su hija Gilma Edelmira Noriega González. Estos son viejos personajes que ya han estado entretejidos en historias de lucro y destrucción de recursos naturales.
A Guillermo Noriega se le ha conocido en Honduras como el magnate de la madera. Ya en el año 2005 la Agencia de Investigación Ambiental de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés) detalló las operaciones de Guillermo Noriega y su hija Gilma para obtener madera. En el informe sobre tala ilegal, se menciona la destitución de Gustavo Morales, exdirector del Cohdefor (antiguo nombre del ICF) en el 2004, relacionada con la entrega indiscriminada de permisos de tala en el departamento de Olancho a la maderera de Noriega. Por el lado de su hija Gilma, ella detalla a los agentes encubiertos de la EIA que la base de ese negocio es el pago a los funcionarios de gobierno y su cercanía con una de las grandes figuras políticas del país: el expresidente de Honduras Porfirio Lobo Sosa, justo cuando la propuesta del Panaco se extraviaba en el Congreso Nacional.
Con el paso del tiempo, los negocios de Noriega se diversificaron. En entrevista con el ex-mandatario Lobo Sosa, este comenta: “no tenía palma en ese tiempo, creo que esa es una inversión nueva de él (…) Don Guillermo es un maderero, eso ha sido, él se ha dedicado al negocio de la madera, estuvo en la zona de Olancho, esa ha sido su principal actividad, no sabía que había sembrado palma…”, explica y agrega que históricamente la siembra de palma ha sido en los departamentos de Atlántida, Colón y Yoro y que la expansión hacia Omoa se debe a que la calidad del suelo y el clima son propicios para la siembra de palma.
“Noriega no es uno de los grandes de la palma”, dice Lobo y acto seguido lo llama por teléfono. Según Lobo, Noriega le aseguró que efectivamente contaba con alrededor de 200 manzanas (aproximadamente 140 hectáreas) de palma africana, pero que actualmente le quedaban unas 50 manzanas porque la arena había soterrado las demás. En el 2020, la COMPACAL sufrió pérdidas por las inundaciones que los huracanes Eta e Iota causaron en la zona.
Intentamos contactar a Mario Gómez y Carlos Arturo Rodeno, presidente y gerente de Compacal respectivamente, pero hasta el momento no se obtuvo respuesta.
Por otro lado está el king grass, en manos de la sociedad HGPC Agrícola S.A. de C.V., la cual se constituyó el 22 de marzo del año 2012 —cinco meses antes que Compacal y aproximadamente nueve meses después de la publicación de propuesta del Panaco—. Esta empresa siembra y cosecha el king grass (zacate) en los terrenos de su propiedad. El objetivo de la producción de zacate está directamente relacionado con la generación de energía eléctrica de la Honduran Green Power Corporation (HGPC) S.A. de C.V., empresa propietaria de una planta privada que produce 43-MW de energía eléctrica y que fue inaugurada en junio de 2016.
HGPC provee electricidad a la industria exportadora de textiles en el municipio de Choloma, y está diseñada para utilizar biomasa como combustible. La generación de energía a través de este tipo de agrocombustible se considera energía renovable, sustentable y limpia, por esto la planta ha sido considerada «única en el mundo». El gigante textilero Elcatex es la compañía matriz de la planta eléctrica HGPC que provee energía a todos los procesos de ese gigante exportador de ropa. Elcatex fabrica prendas de vestir para marcas célebres como Nike, Adidas, y tiendas lujosas en Estados Unidos como Nordstrom. Tanto Elcatex como HGPC y HGPC Agrícola están presididas por Jesús Juan Canahuati Canahuati.
Este apellido no necesitan presentación. El poder de esta familia precede su nombre en Honduras y como menciona Martín Barahona en su libro, Las Élites del Poder, los Canahuati pertenecen al grupo de familias de origen árabe palestino que consolidaron su poder económico en el comercio.
Tanto Noriega como los Canahuati pertenecen a la élite hondureña, pero representan facciones distintas. Noriega y sus vínculos políticos están más relacionados con las antiguas familias de terratenientes hondureños y con otras formas de ejercer el poder. Por el contrario, los Canahuati son parte de la élite comercial.
En su libro Maquilando el subdesarrollo de Mateo Crossa, explica la reestructuración de los procesos de producción a nivel mundial está estrechamente ligada al auge de la élite comercial hondureña. Las políticas neoliberales que se dictan desde Estados Unidos, el norte global, subordinan la economía de países subdesarrollados como Honduras a un “crecimiento hacia afuera”, es decir, la concentración de todos los esfuerzos del estado para generar crecimiento económico se basan en lo que Honduras puede vender al exterior y lo que éste le dice que debe producir y venderle: la exportación. El estado hondureño se basa en este viejo modelo y la maquila es un ejemplo, pero también lo es así en el caso de la palma africana y todos los productos que derivan de ésta. La expansión de la palma, declarada en el 2006 también es para aumentar las exportaciones que generen divisas. Los Canahuati y todo su consorcio maquilador, es parte de esa burguesía que se benefició del reordenamiento mundial y se sumó a la subordinación productiva.
Su fuerte viene del sector textil y la maquila para la exportación de prendas. El fin de tener una planta con energía renovable es utilizarla en la industria textilera y de maquila para obtener una ventaja competitiva al ajustarse a las urgencias que se le imponen a toda industria por su responsabilidad en la generación de emisiones de gases efecto invernadero.
A pesar de que el nuevo Gobierno de la presidenta Xiomara Castro ha prometido abordar la problemática en las áreas protegidas y sus efectos en la vulnerabilidad ambiental y el cambio climático, ha mostrado su interés en continuar apoyando al sector textil si este genera inversión. El pasado 29 de agosto, el hijo de la presidenta, Héctor Zelaya, en su representación, anunció una inversión de 250 millones de dólares para la construcción de la hilandería más grande de América. La reunión fue con los representantes de la empresa Caracol Knits, propiedad de la familia Facussé, y con Canahuati como representante del sector maquilero de la zona.
A través de la HGPC Agrícola, el plan era cultivar aproximadamente 4,600 hectáreas de king grass para generar el agrocombustible. A través de una solicitud de acceso a la información, a principios del 2020, MiAmbiente reportó 15 expedientes sobre cultivo de king grass de la empresa en distintas localidades de Honduras. Tres de ellas se encontraban en áreas protegidas; dos en una propuesta de declaratoria (el Panaco), una en un área protegida declarada, el Parque Nacional Jeannette Kawas (PNJK), y las tres propiedades están localizadas en sitios Ramsar. Las fincas La Bendición y Entre Ríos se encontraban en la antigua propuesta del Panaco. Entre Ríos está justo a un lado de La Bendición y La Bendición está tanto en la zona núcleo como en la zona de amortiguamiento de la antigua propuesta de parque. Estas tres propiedades constituyen un total de 1,982 hectáreas, lo que representaba el 43.08 % del total de tierras que la HGPC estaba destinando para producir su agrocombustible.
El 14 de junio de 2013, investing.com, una de las tres plataformas financieras más importantes del mundo, publicó en su sitio web que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó un préstamo de «32,7 millones de dólares a la empresa Honduran Green Power Corporation para el desarrollo, construcción, equipamiento y puesta en operación de una planta de energía a base de biomasa».
A mitades de junio de ese año, el expresidente, Juan Orlando Hernández, inauguró la planta generadora de energía eléctrica HGPC S.A .de C.V. junto con su presidente, Jesús Canahuati.
Solicitamos entrevista con los representantes de la empresa HGPC, pero hasta el momento de publicación de este reportaje no respondieron a nuestra solicitud. Los representantes de la Compacal también fueron consultados, sin embargo, al cierre de esta nota, no respondieron a nuestras solicitudes.
LA BATALLA BUROCRÁTICA
Enterrada entre dictámenes, memorandos, oficios de recepción y todo ese tipo de documentos que son una pesadilla para cualquiera, se esconde la batalla que algunos libraron para intentar detener la destrucción de los humedales, se esconde la aquiescencia de autoridades sobre lo que ocurría y de aquellos funcionarios que jugaron a favor de los intereses de “la gente poderosa”.
Pese a que ambas compañías solicitaron sus permisos ambientales en el año 2013, éstas empezaron a operar antes, sin ninguna autorización. Según dice el folio 191 del expediente de la HGPC Agrícola, la compañía empezó a plantar 177 hectáreas de King Grass el 9 de diciembre del año 2012. Con la palma ocurrió lo mismo. El expediente de la COMPACAL corrobora la destrucción de los humedales que por años ha descrito la gente de Omoa. La COMPACAL ya había desarrollado actividades de siembra en 1600 hectáreas, además de tener ya cultivadas 698.8 hectáreas de palma, con áreas sembradas de una antigüedad de 2 a 3 años, así se plantea en el folio 489 y 898 del expediente.
El formulario SINEIA F-02 es uno de los documentos que forman parte de los requisitos para solicitar una licencia ambiental. En estos se describen las características del proyecto, y los completa un prestador de servicios registrado ante MiAmbiente. Los F-02 mencionan 4 características importantes de ambos proyectos: los dos están ubicados en el PANACO (existen dudas en el F-02 de HGPC Agrícola, pero luego se corrobora su ubicación), los dos proyectos implican cambiar el uso de suelo del lugar -terriblemente alarmante en el caso de un humedal-, son categoría 4; es decir, son los proyectos considerados los de mayor riesgo para el medio ambiente por contener daños irreversibles y de gran magnitud, según la tabla de categorización ambiental de la época y, finalmente, se menciona la contaminación por el uso de agroquímicos en suelo, aire, agua flora y fauna.
Para el año 2012, fecha en la que se hizo la inspección de ambos lugares, previo a la solicitud de licencia ambiental, el avance de la palma y el King Grass en el PANACO, lucía de la siguiente forma.
2013… la destrucción que no ocurrió.
Después de la solicitud de licencia ambiental que hacen ambas compañías, la Dirección de Evaluación y Control Ambiental (DECA) de MiAmbiente, convocó al Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SINEIA) -básicamente un grupo de personas entre técnicos, autoridades y sociedad civil- que tiene la tarea de hacer una inspección del lugar, hacer un informe y después un dictamen técnico para ver si se otorga o no la licencia.
Tanto en el informe técnico No. 1302/2013 del 16 de agosto de 2013 de HGPC Agrícola y en el informe técnico No. 66/2014 del 13 de enero del 2014 de la COMPACAL se insiste en que ambos proyectos ya están operando y que se necesita que el ICF verifique donde se encuentran los plantíos (área protegida o de ecosistemas especiales o frágiles) y que determine si la siembra de palma y zacate se pueden hacer en la zona.
En ambos casos, los expedientes van a dar al ICF. En el caso de los zacateros, la jefa del Departamento de Áreas Protegidas y Vida Silvestre del ICF, Alejandra Reyes, pide a la Región Noroccidente del ICF que vaya a la zona. El biólogo Alex Vallejo, coordinador de áreas protegidas de esa región, emitió el memorándum APN-27-2013, el 18 de noviembre del 2013, con respecto a la viabilidad del proyecto.
Pero la respuesta de Vallejo no solo fue tibia sino incongruente. Lo más rescatable de sus observaciones es que aclara que la finca donde se quiere sembrar está dentro de la propuesta del Parque Nacional Cuyamel-Omoa que, efectivamente, es el sitio RAMSAR 2133 y anexa un mapa en el que se muestra claramente que la finca está tanto en la zona núcleo como en la zona de amortiguamiento del PANACO (folio 211). Dice que parte de la finca está en la zona núcleo y, por lo tanto, está relacionada con los patrones de circulación de agua propio de los humedales y que, según la información sobre las modificaciones que se quieren hacer ahí para sembrar King Grass, pues eso va a afectar el uso del suelo, la flora y la fauna propios de los bosques inundados. Y pone de ejemplo, la afectación de especies importantes como el Manati (Trichechus mantus) que utilizan las lagunas y canales del humedal para comer y albergarse en ciertas épocas del año.
Además menciona que no hay información sobre los pesticidas y fertilizantes que se van a utilizar en la siembra, y entonces no hay forma de saber el impacto que pueden causar en el medio “más aún cuando toda el agua es canalizada hacia el humedal y bosque inundado”, sobre todo porque por la finca pasan dos fuentes de agua: el crique San Ildefonso y el Río San Ildefonso, dice el informe.
Vallejo además señala que el Panaco está contemplado como área protegida en el Plan de Desarrollo con enfoque de ordenamiento territorial 2012, en donde el cultivo extensivo o monocultivo no está permitido. Deja claro que, de acuerdo con la ley, se publicó tres veces en el año 2011 que había un proceso de declaratoria de la zona para dar tiempo a que se manifestaran «reclamos o inconformidades del proceso», y, como no hubo, el expediente ya se había recibido en el Congreso en ese mismo año. Vallejo concluye que la plantación no se puede realizar en la zona núcleo. Sin embargo, pese a la importancia de todos estos argumentos, el biólogo concluye que el cultivo es viable siempre y cuando no se haga en forma de monocultivo.
Como el PANACO también era sitio Ramsar No. 2133, Vallejo cita, en otro memorándum, el APN-01-2014, del 7 de enero de 2014, partes del Manual Ramsar para el uso racional de los humedales para justificar que el cultivo de King Grass es viable y posible en un humedal y dice lo siguiente “… es necesario realizar esfuerzos concertados a fin de lograr un equilibrio mutuamente beneficioso ante la agricultura y la conservación y el uso racional de los humedales”. Insólito y descabellado. La siembra de King Grass, definitivamente, no es una práctica agrícola tradicional sino pertenece a la agricultura industrializada y tecnificada, es un monocultivo porque se necesitan grandes cantidades de ese pasto para alimentar una planta que genera 43 MW de energía eléctrica “renovable”, y el mismo Vallejo ya había explicado las afectaciones para todo el ecosistema del bosque inundado.
Además, en entrevista con Carolina Montelván, quien trabajó de 2013 a 2019 en la Dirección de Biodiversidad (DiBio) de MiAmbiente y punto focal de la Convención Ramsar en Honduras, menciona al respecto de la cita de Vallejo “… un manual no es la Convención; es decir, que en la Convención es en la que se manifiesta a lo que los países se comprometen cuando la firman. El artículo 3 de la Convención Ramsar dice: Las Partes Contratantes deberán elaborar y aplicar su planificación de forma que favorezca la conservación de los humedales incluidos en la Lista… eso es a lo que se compromete el país.”
Lo peor de todo es que, por el lado de la COMPACAL, también se solicitó que Vallejo diera su dictamen para el proyecto de la palma y éste declara, en el dictamen técnico APNO-01-2014, que la siembra de palma africana era viable, apoyándose en el Memorándum APN-27-2013 del King Grass y, otra vez, en párrafos del manual de la Convención Ramsar.
Los famosos memorándum APN-27-2013 y APN-01-2014 elaborados por el biólogo Alex Vallejo, Coordinador de Áreas Protegidas de la Región Noroccidente del ICF, sirvieron para que, Alejandra Reyes, jefa del Departamento de Áreas Protegidas del ICF, emitiera los dictámenes técnicos respectivos (DAP-012-2014, del 23 de enero del 2014 para HGPC Agrícola y el DAP-008-2014, para el de la COMPACAL) declarando TECNICAMENTE FACTIBLE los dos proyectos de monocultivo en el área protegida que el mismo ICF había propuesto en el 2011 como Parque Nacional Cuyamel-Omoa… siempre y cuando se siguieran las recomendaciones.
Para septiembre de 2013, antes de que Vallejo hiciera los dictámenes para la palma y el zacate, Redmanglar ya había hecho un comunicado urgente alertando a las autoridades, tanto MiAmbiente como ICF, sobre como los palmeros y otros empresarios productores de agro-combustibles estaban destruyendo los humedales del sitio RAMSAR. En octubre de ese mismo año, la Mesa de ONG’s Comanejadoras de Áreas Protegidas en Honduras (MOCHAP) emitió un comunicado urgente en el que señalaba que las autoridades habían avalado la destrucción de 800 hectáreas del sitio RAMSAR 2133, a favor de proyectos agroindustriales de palma africana y agro-combustibles.
En sus dictámenes, Vallejo nunca reportó el daño que ya se había causado previametne a los humedales. Habla de daños futuros que ya estaban ocurriendos.
Para el año 2013 ya estaban bien sembradas, por lo menos, 510.62 hectáreas de palma en en corazón del humedal y otras partes de la zona núcleo como se ve en el siguiente mapa que compone la serie de tiempo del análisis de cobertura forestal, elaborado a partir de imágenes satelitales para esta investigación.
Para finales del 2013 ninguna compañía había obtenido su licencia ambiental para operar; sin embargo, continuaron sus operaciones alterando los humedales de Cuyamel.
2014: Procesos distintos, resultados iguales
En el 2014 comienzan las contradicciones entre autoridades y una evidente incongruencia sustancial entre los procesos de licencia ambiental para una empresa y otra. Durante este año, los trámites de licencia ambientar avanzan de manera disparatada y llena de incongruencias; mientras, el trastorno a la flora, la fauna, patrones del curso del agua y características de la tierra de los humedales se continuaba consumando.
El 23 de enero del año 2014, Alejandra Reyes firma el Dictamen Técnico DAP-012-2014 para la HGPC Agrícola y especifica que el proyecto sigue siendo técnicamente factible, siempre que cumpla con varios requisitos para poder sembrar cerca de los humedales de Cuyamel. Como el proyecto se encuentra en un sitio de alta biodiversidad, entonces se solicita el fallo del Departamento de Vida Silvestre (DVS) del ICF para que juzgue si el proyecto se puede llevar a cabo en el área, así como el de la dirección de Biodiversidad (DiBio) de MiAmbiente, la autoridad compentente, para que señale los compromisos del país dentro del marco de la Convención Ramsar y el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) (el último, del que Honduras es parte desde 1995). Y también pide a MiAmbiente que multe a la empresa por haber sembrado sin licencia.
Sin embargo, en el dictamen DAP-008-2014 (folio 503-504) de la COMPACAL, emitido dos días antes que el de HGPC Agrícola, el departamento de Areas Protegidas, no solicita ni el pronunciamiento del DVS del ICF ni los lineamientos de MiAmbiente con respecto a las Convenciones que salvaguardan el sitio RAMSAR. Con respecto a RAMSAR, solo se toma en cuenta la interpretación que hace Vallejo sobre el manual Ramsar -sin ser él la autoridad competente- y hasta se afirma en el dictamen que “en las normas de estos sitios se establece que el cultivo es posible siguiendo las adecuadas prácticas y políticas compatibles con las metas de conservación de uso sostenible de los humedales”. Sí, eso dice. No hay ningún llamado al punto focal Ramsar en DiBio, quien es la autoridad facultada para interpretar los motivos de la Convención; es decir, DiBio tendría la última palabra, no Vallejo.
Además de esto, aparece una extraña constancia emitida por la Unidad Ambiental de Omoa en la que Génesis Medina -directora de la Unidad Municipal Ambiental- afirma que el proyecto de palma, sí se encuentra dentro de la Normatividad de uso del suelo del Plan de Desarrollo Municipal de Omoa cuando Vallejo había dicho que no, que según ese Plan, el monocultivo estaba prohibido.
Hay otra constancia en la que se afirma que en junio del año 2013 ya se había iniciado la siembra en 1650 hectáreas y que el PANACO SOLO era un área propuesta. Ésta última la emitió el Jefe de la Región Noroccidente del ICF, Pedro Romero. Y el proyecto de palma en ese dictamen del DAP-ICF firmado por Reyes, se declara factible. Ya en la opinión legal que emite el ICF con respecto al dictamen anterior, se señala que, así como a la HGPC Agrícola, MiAmbiente debe cobrarles una multa por empezar sin autorización.
La situación no parecía tan favorable para la HGPC Agrícola, pese a que ya habían empezado a sembrar al igual que la COMPACAL.
El dictamen de la discordia
Aunque el asunto parecía zanjado a favor de las empresas, quienes solo debían pagar una multa y luego proceder con sus actividades, para el 3 de abril del año 2014, el Biólogo Said Lainez, Jefe del Departamento de Vida Silvestre del ICF firmó “el dictamen de la discordia institucional”. En el documento ICF-DVS-024-2014, el departamento de Vida Silvestre se pronuncia en contra del proyecto de plantación de King Grass y defiende la propuesta del PANACO y sitio RAMSAR 2133, y deja al descubierto que las autoridades sabían sobre la destrucción de los humedales de Cuyamel.
Lainez deja claro que la siembra de King Grass es agricultura intensiva y que, en el sitio Ramsar correspondiente al PANACO, va a ocasionar la degradación del suelo, la destrucción del hábitat, la contaminación y cambio en los patrones del agua en el sistema de humedales de Cuyamel, ya que es un sistema de recarga natural de agua, hábitat y reserva de vida silvestre de especies en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como el Manatí y el Jaguar (panthera onca). Sustenta que el King Grass es una especie originaria de Africa Tropical considerada Especie Exótica Invasora difícil de controlar y finalmente termina señalando que existe una denuncia (pública) realizada a nivel internacional por la Red Manglar Internacional interpuesta por el MOCAPH “sobre la destrucción y degradación que actualmente ocurre en el sitio RAMSAR 2133 por la implementación de Proyectos Agroindustriales de Palma Africana y de Cultivos para Agrocombustibles”.
Said Lainez incluye copia, EN EL EXPEDIENTE, de los comunicados, más una copia de una carta enviada por el MOCAPH el 18 de septiembre de 2013 al Ministro-Director del ICF, el Ing. José Trinidad Suazo, en la que se le informa que se había realizado una denuncia formal al punto focal de la Convención Ramsar representada por la Dirección de Biodiversidad (DiBio) de MiAmbiente, a la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) y al TRIGOH. En la carta se copia a al ICF y sus departamentos correspondientes, así como a MiAmbiente, al CCAD, a CCO y otras organizaciones. La carta se acompaña de un Informe de daños presentados al ICF con fecha del 12 de marzo de 2012.
El informe es demoledor. Describe la llegada de gente, al parecer de San Pedro Sula, en camionetas de lujo que abrieron una brecha desde la comunidad de Barra del Motagua hasta la desembocadura del río Motagua cortando mangle rojo y blanco del lugar, se expone fotos de vegetación aplastada y se denuncia la extracción indiscriminada de la fauna. El informe especifica la deforestación del humedal en los bajos del río Cuyamel con maquinaria para secar la tierra y preparar el terreno para cultivo de palma africana, señalan que personas de Guatemala y occidente de Honduras estaban invadiendo los humedales de la zona fronteriza, comprando los terrenos y continuando la deforestación del bosque inundado.
El reporte concluye que el daño al bosque de mangle constituye un delito ambiental, según la ley forestal decreto No. 98-2007.
Lainez advierte al final de su dictamen que le corresponde al ICF la Protección, Administración y Manejo de la Flora y Fauna Silvestre de todo el país de acuerdo a la artículo 115 de la Ley Forestal y deja sin lugar a dudas que el proyecto de King Grass “NO ES TECNICAMENTE FACTIBLE, debido a los impactos y riesgos que ocasionarán a las especies existentes ene el Sitio RAMSAR 2133 y sobre todo a los patrones de circulación y escorrentía del humedal.”
Toda la información sobre lo que estaba ocurriendo en el sitio era del conocimiento del ICF y de MiAmbiente. Pero ignoraron el desastre; nada cambió.
A pesar de todo esto, nada cambió. Incluso la opinión que la asesora legal del ICF, Alba Rosa Murillo, firma el 9 de abril de 2014 (folio 247), solo dice que efectivamente el proyecto se encuentra dentro de un área propuesta, y que el Departamento de Vida Silvestre no declara el proyecto factible, pero el de Áreas Protegidas sí, por lo que MiAmbiente debe otorgar la licencia ambiental siempre y cuando se cumplan las recomendaciones… claro, y se pague la multa.
Para los palmeros todo fue más sencillo y más rápido. Como se mencionó, el ICF no pide ni el pronunciamiento de su Departamento de Vida Silvestre ni pide a MiAmbiente informe alguno sobre los compromisos de conservación en los Convenios RAMSAR y CDB. En el expediente de la COMPACAL no hay rastro alguno del informe presentado al ICF por el MOCAPH en el que denunciaba actividades de deforestación para la siembra de palma africana, siendo que la COMPACAL es la única compañía palmera en la zona. Al contrario de lo que sucedía con HGPC Agrícola, para la COMPACAL el trámite comenzó a ir más y más rápido. Para el 24 de enero de 2014, después del dictamen DAP-008-2014 de Reyes para la COMPACAL, el ICF ya había emitido su Opinión Legal en la que le comunica a MiAmbiente que podía proceder a otorgarle la licencia ambiental a la COMPACAL, pero debía cobrarle la multa por empezar sin permiso.
Para el 24 de enero de 2014, después del dictamen DAP-008-2014 de Reyes para la Compacal, el ICF ya había emitido su Opinión Legal (folio 507-509) en la que le comunica a MiAmbiente que podía proceder a otorgarle la licencia ambiental a la empresa, pero debía cobrarle la multa por empezar sin permiso. Para el 10 de febrero del 2014, la Dirección de Evaluación y Control Ambiental (DECA) de MiAmbiente, con el visto bueno del ICF, emitió su dictamen técnico No. 200/2014 en el que pide a la Compacal, para avanzar con el trámite de licencia, realizar un Estudio de Auditoría Ambiental (EAA) dado que la plantación ya había comenzado, era un proyecto categoría 4 y «el proyecto se encontraba dentro de la zona de amortiguamiento y zona núcleo de un área protegida».
En entrevista con una fuente directa de MiAmbiente con varios años de experiencia en trámites de licencia ambiental, y que pidió la reserva de su nombre, explica que el «castigo» por empezar actividades sin licencia «es nada… queda en 5,000 Lempiras sin importar la categoría (del proyecto), 1, 2,3 o 4…». También comenta que los requisitos de licencia para proyectos de categoría 4 son los más temidos por las empresas por dos razones: se les pide que presenten un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y evidencia de socialización del proyecto en las comunidades. La socialización del proyecto implica que las comunidades decidan si el proyecto puede realizarse o no y la comunidad puede exigir beneficios a la empresa previo al inicio del proyecto, lo que puede resultar sumamente costoso.
Además, dice la fuente, un EIA que evalúa los daños al ambiente que puede causar el proyecto dependiendo del lugar en el que se ubique, puede tomar mucho tiempo y ser muy costoso y en un área de alta diversidad biológica; tan solo la recolección de datos tomaría como mínimo un año y es posible que la licencia no se otorgue «si el prestador de servicios hace bien su trabajo».
Rafael Amaro es abogado especialista en derecho ambiental, trabajó en MiAmbiente por 21 años, fue director de DiBio y punto focal ante Ramsar durante ocho años, tiempo en el que dictaminó en contra del proyecto de king grass y la re-delimitación de la propuesta del Panaco. En una entrevista con esta alianza dijo que “los convenios internacionales, en todo país, se convierten en ley cuando son aceptados. El Panaco al ser aceptado como sitio Ramsar por la Convención tenía la protección jurídica internacional”.
Además agregó que a pesar de que se hicieron los cambios al parque sin el visto bueno de su departamento, nadie protestó. Amaro explica que el ICF tenía que tomar en cuenta a DiBio para cualquier actividad en el área porque esta ya estaba elevada al convenio Ramsar y no lo hizo, entonces el ICF violó la ley. Con respecto al expediente del proyecto de la palma dijo que “¡la palma se hizo! Como ya había protestado por lo otro [proyecto de king grass], tal vez dijeron: ‘ni lo mandamos ahí porque nos van a decir que no’. Nosotros [DiBio] éramos la autoridad competente en ese momento, técnicamente hablando”.
Modifiquemos los límites
El 18 de junio 2014 se recibe el expediente en la DECA con la respuesta de Lainez, pero pasan 3 meses para que la DECA diga, en el dictamen técnico No. 1405/2014 del 29 de septiembre de 2014, que los dictámenes del Departamento de Vida Silvestre y el de Áreas Protegidas más la Opinión legal del ICF se contradicen y hay que regresar el expediente al ICF para que se decida.
Durante estos meses, HGPC Agrícola se movilizó. El 28 de agosto de 2014 la representante legal de la compañía, Alma Azucena Tróchez de Conedera, pidió al ICF la «reinspección» del área donde se encuentra la finca La Bendición. Tróchez aseguró que la zona «se encuentra totalmente intervenida» y quería que el ICF viera las condiciones en las que se encontraba el área en general para que los dejaran sembrar en la zona núcleo que se traslapaba con parte de la finca. Esto porque una de las recomendaciones del ICF, en el dictamen técnico DAP-12-2014, para declarar factible el proyecto, era no sembrar en esa área y dejar que se regenerara el ecosistema, ya que en el Plan de Ordenamiento Territorial del municipio de Omoa estaba prohibida la agricultura industrial en la zona núcleo del Panaco.
La «reinspección» del área se hizo el 15 de agosto de 2014. El viaje se hizo en el helicóptero de la empresa y no asistió ninguna otra autoridad ambiental, más que el ICF, según consta en el expediente. Días más tarde, 19 de agosto de 2014, Tróchez envía una nota al ICF preguntando por el estatus legal del Panaco.
La gira privada en helicóptero resultó en el dictamen técnico DAP-147-2014 firmado por la Jefa del departamento de Áreas Protegidas, Alejandra Reyes, el 1 de septiembre del 2014. Según el dictamen, el plantío de king grass ya tenía dos años y destaca que la zona núcleo, así como la zona de amortiguamiento colindantes con la finca, están completamente intervenidas con un cultivo ya extensivo de palma africana y que ya no se ven áreas de humedal porque los palmeros hicieron canales de drenaje en todo el sector. Reyes termina firmando y concluyendo que, como el Panaco está en condición de propuesta, se pueden hacer modificaciones técnicas y que el proyecto de king grass es factible siempre y cuando la empresa apoye «al ICF en lo que corresponda al momento de hacer las modificaciones de límites propuestos a enviar al Congreso Nacional». Sí. Eso concluyó. Se modificarían los límites del lugar.
Aquí, otra vez, el dictamen de Laínez no figura para nada. Finalmente se hizo una gira de campo para la “re-inspección” y que el IFC conociera las condiciones en las que realmente se encontraba el lugar y emitiera un nuevo dictamen en el que la HGPC Agrícola sí pudiera sembrar en la zona núcleo del PANACO. No se invitó ni a DiBio ni a nadie más. Tal vez no todos cabían en el helicóptero que la empresa HGPC Agrícola prestó para sobrevolar sus dominios. La gira se realizó el 15 de agosto de 2014.
Pero eso no es todo, Conedera hizo otro movimiento. El 19 de agosto de 2014 envía una nota al ICF preguntando por el estatus legal del PANACO.
Pablo Dubón, jefe de la región Nor-Occidente del ICF, terminó dando las últimas estocadas a la propuesta del Panaco en su memorándum APN-21-2014 del 10 de septiembre de 2014, donde asegura que «no existe una declaratoria, solamente una propuesta de Parque Nacional que no ha sido aprobada por el Congreso Nacional». Oficialmente, todos estos elementos fueron suficientes para modificar los límites de la propuesta de área protegida y que la HGPC Agrícola pudiera sembrar en toda el área de su finca.
Al final, Alejandra Reyes, del Departamento de Áreas Protegidas del ICF, y los funcionarios de la sección Nor-occidente de la misma entidad dieron el aval para que la palma y el king grass fueran legales en los humedales de Cuyamel.
Para aclarar por qué el ICF y su Departamento de Áreas Protegidas (DAP) avalaron la siembra de esos cultivos, entrevistamos a Alejandra Reyes para este reportaje. Sin embargo, sus respuestas fueron contradictorias.
En dos largas entrevistas, la jefa del DAP explicó primero que el departamento que dirige «no tiene ningún peso en las decisiones si el área a proteger sigue en modo de propuesta, ICF no puede prohibir, no puede normar la zona. Pero puede decir: esto tiene un impacto muy grande, entonces no es posible, fundamentado en el tema de vocación forestal, sí eso sí se puede decir, en el tema de cambio de uso (de suelo). Cuando llega el expediente (de licencia ambiental), la institución tiene que dictaminar por el tema de vocación, si es un área de vocación forestal, se puede».
Con respecto al tema de vocación forestal, Reyes explicó que después de corroborar si un área está intervenida y no tiene ningún valor ecológico, entonces el DAP no tendría ningún argumento técnico para decirle que no a un proyecto. Sin embargo, el departamento de Vida Silvestre del ICF, que había sido convocado por ella para que se pronunciara sobre la factibilidad del proyecto, estableció claramente el valor ecológico del lugar y declaró que el proyecto no era factible. Cuando se le preguntó a Reyes qué injerencia tendría el departamento de Vida Silvestre en el tema, ella simplemente respondió que a ese departamento «no le corresponde».
Alejandra Reyes insiste en que «cuando la zona no es área protegida, nosotros (DAP) no tenemos competencia», pero en ninguno de los expedientes aparece que su departamento no era el competente para dictaminar a favor o en contra de proyectos fuera de áreas protegidas.
Cuando se le mencionó el informe de daños presentado al ICF, dijo que el tema de denuncias tendría que corroborarlo con la regional (ICF-Noroccidente) para ver si tenían registro de denuncias porque «es facultad de las regionales atender de forma operativa o en campo».
Además, no supo responder a la pregunta de si esa palma se había cultivado con sus permisos, «este… bueno lo que se hace en este caso es que, aunque venga el expediente, lo que se revisa es el tema de vocación (forestal); si no era área protegida, el departamento no se podía pronunciar desde ese punto de vista».
Mientras todo esto ocurría, en el caso del king grass, la compañía de palma Compacal presentó el borrador de su EAA el 31 de marzo de 2014 para continuar con su trámite de licencia. Ya para el 19 de junio, la DECA convocó de nuevo al SINEIA para que analizaran y evaluaran el EAA en una nueva inspección de campo. Alex Vallejo, como representante del ICF, fue uno de los convocados al SINEIA.
Solo cuatro días después, el 23 de junio de 2014, la DECA ya se había pronunciado en el dictamen técnico No. 875/2014 aceptando el EAA «para la continuación de las operaciones del proyecto» y otorgó un certificado de auditoría provisional para que la empresa continuara trámites y después se hiciera una revisión para saber si estaba cumpliendo todos los requisitos que se le habían pedido para plantar.
Menos de un mes después, el 16 de julio de 2014, el ministro de MiAmbiente, José Antonio Galdames Fuentes, en la resolución No.0871-2014 le otorgó a Compacal un Certificado Ambiental Provisional y le indicó que, en un término de seis meses, debía presentar un informe de cumplimiento de todas las medidas que se le impusieron y que tenía que dejar un Fondo de garantía de 15 millones y medio de lempiras (aproximadamente 622,000 dólares) que se gastarían en caso de incumplimiento de las medidas y/o daño ambiental que no se remediara a tiempo. Además, tendría que pagar la multa de 200 dólares por haber empezado a cultivar palma africana sin licencia.
Como si esto fuera poco, el 28 de julio de 2014 la apoderada legal de Compacal, Rebeca Lizeth Melara Raquel, le pidió a MiAmbiente que en lugar de entregar el informe de cumplimiento cada seis meses, pudiera hacerlo cada año. Además, pidió la devolución del dinero del fondo de garantía porque la base para calcular el monto no era por la totalidad del proyecto, correspondiente a 2,000 hectáreas, sino para las 698.8 hectáreas de cultivo inspeccionadas que les aprobaron en el permiso provisional. Sin embargo, para el 2014, en lo que iba a ser el Panaco ya había 1,168.04 hectáreas de palma africana, como se muestra en el siguiente mapa.
Al final, MiAmbiente termina cobrándole a la empresa el fondo de garantía de las 698.8 hectáreas.
2015… el año en el que todo acabó.
A raíz de la gira de campo del ICF, el 5 de marzo de 2015, la DECA hace un nuevo dictamen técnico No. 161/2015. En este, además de terminar de afirmar que efectivamente el proyecto de plantación de King Grass ya había empezado y se encontraba dentro de la zona núcleo y zona de amortiguamiento del área protegida propuesta, la DECA concluye que “previo a emitir pronunciamiento sobre la viabilidad ambiental del proyecto”, se necesita la opinión sobre el la plantación de King Grass en el marco de la Convención RAMSAR cuyo punto focal es DiBio de Mi Ambiente y otra vez, la opinión legal del ICF. Sin embargo, esto no frena el avance ni del proyecto, ni de los trámites para la licencia. El proceso para obtener el permiso de operación continúa y, entonces, igual que a la COMPACAL, se le pide un Estudio de Auditoría Ambiental (EAA).
El 7 de abirl de 2015 el ICF emite su Opinión legal (folio 291) y declara rápidamente que “ es un área protegida propuesta, bajo este argumento no existe normativa alguna que regule o limite la ejecución del proyecto” y en el punto dos reafirma que para el ICF el proyecto de plantación de King Grass es técnica y legalmente viable. Ni si quiera toma en cuenta la opinión del Departamento de Vida Silvestre. El famoso dictamen de la discordia en el que, claramente, Laínez declara que la zona es un humedal; que es un ecosistema frágil; que el proyecto solo alteraría negativamente toda la dinámica del ecosistema y, con ello, toda la vida que depende de éste, se ignora. Entonces, el expediente se vuelve a mandar a MiAmbiente, pero la representación RAMSAR en Honduras, DiBio, siguió sin pronunciarse, hasta que HGPC presentó el Estudio de Auditoría Ambiental sobre la plantación el 2 de septiembre de 2015.
El 26 de noviembre de 2015, Rafael Amaro García, director general de Biodiversidad de MiAmbiente, envió el Memorando Dibio/425/2015 en el que analiza el EIA y emite su pronunciamiento con respecto al proyecto (folio 549-554).
Amaro dejó claro que en el informe no ya un estudio sobre la biodiversidad del sitio o la importancia que tienen los humedales, no solo por ser fuente de agua potable sino por las especies que alberga. Dice algo que es vital entender; en el estudio se identifica que para sembrar se necesita remover el suelo, drenar el agua, secar la tierra, rastrear, surcar, usar fertilizantes y herbicidas varias veces al año y esto cambia por completo el famoso “uso de suelo” que en nuestro caso implica cambiar completamente como funciona el humedal y fragmentarlo. Esto trastorna indudablemente al humedal e implica, según el análisis de DiBio, perder la biodiversidad en el lugar como el manatí, el mono aullador y la lora cabeza amarilla que, el estudio no menciona, y son especies amenazadas o en peligro de extinción según CITES y el UICN. Además de esto, en el documento no hay ningún estudio sobre los impactos a gran escala para todo el sistema de humedales de hacer este tipo de siembra, por lo que no se aplica el Principio de precautoriedad (a grandes rasgos: la falta de certeza científica no es obstáculo para que se adopten medidas para prevenir daños al ambiente y a los recursos naturales). Amaro señala que no solo los animales están amenazados, también el bosque de mangle que es el ecosistema costero más amenazado en el país. Amaro menciona que el lugar donde se está sembrando es de “alta sensibilidad ambiental”, según la tabla de Categorización ambiental (Acuerdo No. 635-2003), y que ya existen cultivos de palma africana que ya son de gran impacto para el humedal, que el ICF fue quien propuso el PANACO como área protegida, que es sitio RAMSAR desde el 2013, que el sistema de humedales es importantísimo para el SAM, el CBM y todo el país en general y que al final DiBio “es del criterio técnico que no se deberán realizar actividades agrícolas a gran escala o agroindustriales en el área del humedal, sin consentimiento de la Autoridad Nacional de Ramsar, que recae sobre la Dirección General de Biodiversidad como Punto Focal ante dicha Convención”, es decir, ellos.
Muy tarde. Para estas fechas mientras MiAmbiente y el ICF seguían jugando ping-pong con los expedientes de la palma y el zacate, ambas compañías continuaban operando sin controles efectivos.
Aunque estaban sembrando en un humedal de importancia local, regional e internacional, ni el ICF ni MiAmbiente hicieron algo para detenerlos.
Para el 26 de mayo de 2015, la empresa de palma Compacal ya contaba con su permiso provisional de operaciones y el fondo de garantía se había recalculado solo con base en las 698.8 hectáreas cultivadas e inspeccionadas. En julio de ese año, Rebeca Lizeth Melara Raquel, apoderada legal de Compacal, volvió a insistir en que les dejaran presentar los Informes de Cumplimiento de Medidas Ambientales (ICMAs) en un año y no en seis meses y, además, pidió la ampliación del cultivo de palma a 1,650 hectáreas.
El 16 de Julio de 2015 el ICF y Jesús Juan Canahuati Canahuati, dueño de HGPC Agrícola firmaron un Convenio de Cooperación (folio 1023 a 1027). Dos de los objetivos más importantes para ambas partes de este convenio fueron lograr la declaratoria del área protegida Cuyamel-Omoa “a través de un proceso participativo de re-categorización, re-definición de límites y conformar un nuevo expediente para la declaratoria…”. Entre las obligaciones y responsabilidades de la empresa estarían “apoyar de manera técnica y financiera el proceso de re-definición y declaratoria del área de Cuyamel-Omoa”.
Sí, HGPC lograría su objetivo. Era más fácil porque el ICF se había negado a defender su propia propuesta de área protegida aunque su departamento de Vida Silvestre y Dibio habían dicho que no.
Se volvió a preguntar a Said Laínez, jefe del departamento de Vida Silvestre del ICF que dijera “exclusivamente” cuales eran las restricciones al cultivo de King Grass para que no afectara la flora y la fauna del lugar, y de nuevo, Laínez peleó.
Pero ya para finales del 2015 no había mucho que hacer. Los humedales ya estaban llenos de palma y la HGPC Agrícola lograría sembrar zacate en toda su finca después de la re-delimitación del área. El PANACO había muerto.
En diciembre de ese mismo año, la empresa de palma Compacal presentó su primer ICMA con tiempo de retraso. Una de las medidas que la empresa debía cumplir era «contribuir con la recuperación y protección de las fuentes abastecedoras del recurso hídrico» y como respuesta le entregan a CCO un equipo de cómputo viejo en calidad de donación, porque a ellos se les había dañado el suyo. Pero la generosidad de Compacal fue más allá. Dice en el ICMA (folio 1007-1012) que Gilma Noriega recibió una llamada de la municipalidad pidiendo que los apoyaran con unas frutas para dárselas a los representantes comunitarios de un cabildo abierto que iba a darse en diciembre, eran 10 cajas de manzanas y 5 cajas de uvas. Quien formuló y entregó todas estas donaciones fue el biólogo Alex Emilio Vallejo Ham, el mismo exjefe del Departamento de Áreas Protegidas de la región Nor-Occidente del ICF que había determinado, desde su punto de vista, que las plantaciones de palma y de king grass eran factibles y que, según su interpretación, así lo decía también la convención Ramsar. Después de toda su labor en el ICF, Vallejo se convirtió en el regidor ambiental de la Compacal y fue él quien presentó el primer ICMA de la empresa (folio 950).
En el folio 956 del expediente de la COMPACAL se dice que “el cultivo no requiere de agua adicional, a la caída por efecto de las precipitaciones… por lo tanto el uso de agua superficial o subterránea no es objeto de aprovechamiento.”. Sin embargo, estas son fotos de los canales hechos a orilla del río Cuyamel abasteciendo el plantío de palma africana en el 2022.
Por su parte, el 7 de diciembre de 2015, en el dictamen Técnico No. 2076/2015 de la DECA, se informa que el EAA de la empresa HGPC que siembra king grass no se daba por aceptado por tener muchas enmiendas que hacer al estudio, además de que no se presentaba de manera clara y conforme a los lineamientos requeridos.
Ese mismo año, Honduras se convirtió en el segundo país más peligroso para defender los derechos a la tierra y el ambiente, después de Brasil, con 109 casos de muertes relacionadas con defensores del medio ambiente según el reporte de Globalwitness.
El bastardo de la palma y la energía limpia
Para el 19 de febrero de 2016, Laínez emitió su segundo dictamen, el ICF-DVS-016-2016 (folios 879-884). Sencillamente, el jefe de departamento de Vida Silvestre del ICF dice que el King Grass es un tipo de pasto que necesita un suelo bien drenado y mucho fertilizante para crecer. Y para eso la empresa va a tener que secar el suelo; o sea modificar su humedad, y esto no va a limitarse al área de siembra, no; esta acción va a secar también partes que no están dentro de la finca, así que eso ya es un impacto a la flora y la fauna del lugar. Lo más trascendente es que explica que las grandes cantidades de fertilizantes que este pasto necesita para crecer apuntan a un escenario que ya se conoce en otras partes de Honduras; es decir, que el fertilizante va a terminar arrastrado por los canales de drenado y va a terminar en las partes bajas del humedal donde hay lagunas y esteros. Y luego, lo que va a suceder es que el fertilizante deslavado de la finca va a hacer que crezcan más y más algas en los cuerpos de agua y esto implica un mayor consumo de oxígeno por la sobrepoblación de algas y menos oxígeno para los peces (y otros organismos) lo que se traduce en peces muertos por asfixia.
Y todo esto contribuye al efecto invernadero y, por supuesto, al calentamiento global. La conclusión de Laínez es sólida “ Esta es una de las causas por las que este tipo de biomasa no es energía limpia o por lo menos considerada así por muchas organizaciones científicas. En poco tiempo, estos sistemas no serán aptos para la mayoría de especies acuáticas que los habitan actualmente, afectando incluso ecosistemas adyacentes, como lagunas costeras, pastos marinos y arrecifes.”
Laínez cita el artículo 115 de la Ley Forestal que indica que es el ICF a quien corresponde la protección de la flora y fauna, cita tratados internacionales que deben respetarse y vuelve a declarar que el proyecto “NO ES TECNICAMENTE FACTIBLE”.
En entrevista para este reportaje, este antiguo jefe del departamento de Vida Silvestre, dijo que «la fauna no solo habita en el área protegida; se necesita proteger más allá».
El ICF pidió entonces que la HGPC hiciera «una evaluación por un profesional de la ecología, experto en humedales para determinar el grado de intervención… y diseñar un programa de monitoreo de la biodiversidad».
El trámite continuó durante tres meses más, durante los cuales el expediente se trasladó a MiAmbiente y este lo regresó al ICF para que verificara que todas las medidas que esa institución había solicitado se hubieran cumplido. El ICF volvió a mandarlo a MiAmbiente y, finalmente, el 2 de agosto de 2016, la DECA convocó a un nuevo SINEIA para analizar (de nuevo) el EAA para los días 10 y 11 de agosto del 2016.
Pero antes de realizar la inspección y el análisis, apareció la influencia política de la HGPC Agrícola. El 4 de agosto de 2016, en una carta, Eny Bautista, directora ejecutiva del programa presidencial Honduras 20/20, le escribe al entonces Secretario de Estado de MiAmbiente, José Antonio Galdames, para señalarle que el Programa 20/20 promocionaba las exportaciones e inversiones y promovía la simplificación del marco regulatorio para las inversiones y emprendimientos, entonces «los proyectos de generación de energía eléctrica con recursos renovables son de prioridad nacional… y nos ayudan a cumplir con el compromiso de reducción de emisiones. Lo antes expuesto y para efectos de lo establecido en los literales 3 y 4 del artículo 2, así como lo declarado en la sección 4.2 de la Convención Ramsar, (esta) Unidad declara que el proyecto Honduran Green Power Corporation S.A. de C.V. (HGPC) y su filial HGPC Agrícola, S. A. De C.V., es de interés o prioridad nacional».
La energía limpia de la HGPC triunfaría. El informe y el dictamen técnico No. 1318/2016, producto de la gira realizada el 10 y 11 de agosto, se presentaron el 22 de agosto de 2016. La DECA devolvió por segunda vez el EAA porque, hasta esa fecha, la empresa seguía sin presentar en su estudio la identificación de impactos ambientales. Además, le concedió 60 días a la empresa para cumplir el requisito del ICF de contratar un estudio por parte de un profesional de la Ecología y vuelve, por segunda vez, a pedir que DiBio de MiAmbiente se pronuncie en cuanto a la afectación de los humedales del sitio Ramsar, ya que la carta de la directora del programa gubernamental Honduras 20/20 había declarado los proyectos de la HGPC de interés o prioridad nacional.
Sin embargo, para el 7 de septiembre del 2016 el PANACO ya estaba muerto.
Con todo el apoyo financiero de HGPC Agrícola, se recategorizó y se re-definieron los límites del área protegida. Se hizo un nuevo diagnóstico biofísico y se hizo otro expediente, esta vez, no se quemó. En esa fecha se publicó en el Diario Oficial La Gaceta la nueva propuesta de área protegida mediante decreto ejecutivo del ICF No. 018-2016.
A la nueva área se le llamaría Sub-sistema de Áreas Protegidas Cuyamel-Omoa (SAPCO) y estaría dividido como Parque Nacional Omoa y Refugio de Vida Silvestre Cuyamel… la laguna de Jaloa quedaría fuera del área protegida. El siguiente mapa muestra la nueva propuesta.
Finalmente, tres años más tarde, el 18 de septiembre de 2019 mediante acuerdo legislativo No. 101-2019, el Congreso Nacional de Honduras emitió la declaratoria oficial del Sapco, con todo el apoyo de HGPC Agrícola. El siguiente mapa muestra el cambio de límites.
Sin presentar ninguna otra carta para seguir peleando por los humedales de Cuyamel, el 13 de octubre del 2016, Karen Rico Villalta de DiBio emitió el último informe técnico (Folio 1188-1191) en respuesta a la carta de Bautista. DiBio claudicaría. El informe es la oración fúnebre del Panaco y sus humedales. Karen Rico explica que, efectivamente, el inciso 4.2 de la Convención Ramsar menciona que si un país miembro «por motivos urgentes de interés nacional retire de la Lista o reduzca los límites de un humedal incluido en ella, deberá compensar en la medida de lo posible la pérdida de recursos de humedales y, en particular, crear nuevas reservas naturales para las aves acuáticas y para la protección de una porción adecuada de su hábitat original, en la misma región o en otro lugar».
Rico recuerda en su informe escrito que «se requiere implementar medidas para mantener los beneficios que los humedales reportan al desarrollo económico y al sustento de las personas, sobre todo de los pobres».
Sorprendentemente, DiBio dice que no le es posible emitir una opinión técnica sobre la afectación al sistema de humedal porque no cuenta con información ni ha realizado acciones de inspección o investigación en el sitio para verificar impactos positivos o negativos, y que lo mejor es seguir todas las recomendaciones de todos los dictámenes que ya se han hecho.
Oscar Torres, coordinador nacional de la Convención y punto focal (técnico) RAMSAR del Director de DiBio de 2006 a 2016, explicó en una entrevista con esta alianza que la Convención Ramsar es efectiva para proteger los sitios designados de importancia internacional si los países parte lo llevan a cabo, pero que en Honduras es una situación muy complicada porque son sitios de interés para el desarrollo de monocultivos.
Torres explicó que estuvo en reuniones con la jefa del departamento de Áreas Protegidas, Alejandra Reyes, en las que él explicaba que la Convención Ramsar no tiene prohibiciones, pero que hay lineamientos claros de lo que se puede o no se puede hacer para conservar y no degradar un humedal. Sin embargo, aseguró que el DAP-ICF utilizó eso como justificación. “Un monocultivo puede declararse de interés nacional por el Estado, pero tiene que ser un proyecto que valga la pena. Un monocultivo que también va a degradar el humedal no puede ser de interés nacional porque contraviene las leyes hondureñas y el convenio de RAMSAR. Poco después de eso me despidieron”, dijo Torres.
En el expediente del Sapco hay un comentario sencillo, pero interesante, sobre el convenio entre el ICF y la empresa HGPC Agrícola. El comentario fue hecho en el poblado de Tegucigalpita en el año 2016 y está en uno de los documentos que respaldan la socialización de la nueva propuesta de área protegida, y dice lo siguiente: «No es buena opción que la empresa privada aporte fondos en los procesos porque son muy mentirosos y solo prometen cosas que no cumplen y pueden influir a su favor (percepción de un líder comunitario)».
Hay más comentarios sobre la situación de los humedales en las actas de socialización del año 2016 en el que el panorama para los humedales y la nueva área protegida seguía siendo desolador. Las voces de la gente continúan hablando del drenado de los humedales provocado por los palmeros, la destrucción del sitio y siguen señalando que la autoridad ambiental lo autoriza. «Los palmeros están secando la laguna Juárez, se mueren los cocodrilos», dice uno. «La reunión es ya demasiado tarde, ya el bosque está dañado», dice otro. «El sitio llamado Corinto ya está destruido y las plantaciones que se hacen cuentan con permisos directos de Tegucigalpa y no preguntan nada a la Alcaldía ni a nadie del municipio, y si se les quiere detener muestran todos sus permisos y títulos de propiedad que gestionan con los abogados», dice un tercer testimonio.
Los larguísimos expedientes de las empresas Compacal y HGPC Agrícola continúan. A pesar de que hay medidas de mitigación y requisitos para sembrar estos cultivos, la mayor parte de los humedales de Cuyamel ya no existen y los que quedan están severamente reducidos y dañados. La laguna de Jaloa, representante del corazón de los humedales de Cuyamel, ha quedado a merced de los cultivos de palma que la rodean y no pertenece a las nuevas áreas protegidas. Al final, el expediente del Panaco se esfumó de los archivos del Congreso Nacional y del ICF.
Igualmente, tampoco hay registro de denuncias formales ante la Fiscalía del Ambiente en la zona del Panaco en los años de la destrucción de sus humedales, ninguna otra autoridad ha iniciado investigaciones por todas las irregularidades que han ocurrido alrededor de los humedales de Cuyamel, a pesar de que se hicieron pedidos formales de información.
Después de todo el enredo, el 28 de noviembre de 2016, mediante el dictamen técnico 1228-2016, para la HGPC y el 11 de julio de 2014, mediante dictamen técnico No. 506-2014, para la Compacal, MiAmbiente se limitó a cobrar las multas de 200 dólares a dos proyectos con inversiones de más de 6 millones de dólares y 5 millones de dólares, respectivamente.
ESTO ES LO QUE QUEDA…
No queda mucho. Me dice Ezequiel mientras caminamos y caminamos entre plantíos de palma y potreros. Vamos buscando la laguna de Jaloa; el corazón de lo que era el humedal. Mientras andamos recuerdo lo que me platicaba una luchadora ambiental de la zona, era la primera vez que yo escuchaba sobre los humedales de Cuyamel. A ella le llamaremos Jacinta para proteger su identidad. “Aquí… se sobrevive de la pesca y del poco turismo que entra… con los pesticidas que utilizan para la palma se mueren los peces, ya las lagunas se han secado y la gente no tiene dónde pescar.” Los recursos se van acabando.
Uno de los problemas más grandes, dice el estudio sobre justicia climática de 2017 en Honduras, es que los recursos naturales y el medio ambiente se ven como mercancías y esto aparece de una manera muy generalizada en la política pública medio ambiental. La influencia de los Estados Unidos y su visión mercantilista de los recursos y el medio ambiente, dice el informe, está presente en la “Visión de País 2010-2038; Plan de Nación 2010-2022”, elaborado por el Estado hondureño, y que es “una clonación” del documento Desarrollo Territorial Sostenible, elaborado por el Centro de Investigaciones Económicas y Sociales del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COEHP) y financiado por USAID.
Al final lo que era el PANACO y los humedales de Cuyamel quedaron llenos de palma, incluida parte de la laguna de Jaloa.
Poco a poco, los humedales de Cuyamel se convierten en fantasmas, en las noches de luna parece que vuelven, los insectos vagan perdidos en el aire buscando la humedad de esos suelos pantanosos que ya no están. Pero la tierra los sigue llamando, les sigue diciendo que ese es su lugar.
Seguimos caminando con Ezequiel, pisamos suelos pantanosos donde nos hundíamos, otros son suelos que parecían sumirse completamente… eran parte de la laguna de Jaloa, por fin llegamos a ella. Nos montamos en un cayuco y recorrimos un pequeño tramo de lo que queda.
Al final encontré el rastro de las personas migrantes que huyen de las consecuencias que el cambio climático ha traído a sus costas. Sin embargo, esas consecuencias no pueden entenderse sin incluir la degradación ambiental que está detrás de nuestro sistema de producción y consumo que se expresa ahora en el cambio climático. Reza en el ICMA que Vallejo elaboró para la Compacal, lo siguiente “ Antes de la puesta en marcha del actual proyecto, en la zona no existía una fuente de ingreso fija, tal como se había establecido con la compañía bananera, la falta de fuentes de empleo, ha obligado a que prácticamente uno o dos miembros de cada entorno familiar, migren al exterior, especialmente buscando el sueño americano.”
La palma, la versión moderna y reciclada de la Prisión Verde que Ramón Amaya Amador denunció en 1950 renace sin cesar junto con las terribles consecuencias ambientales que ahora se añadirán a los motivos de los hondureños enfilándose hacia la penumbra del “sueño americano”.
Las plantaciones de palma son las tumbas clandestinas de los humedales de Omoa y de una gran parte de su vegetación. Las marcas que delimitaban la antigua zona núcleo del parque todavía se encuentran en la zona; son las lápidas del Panaco que nos recuerdan todo lo que vivía en él.
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